El ser humano tiene un código grabado en su alma desde hace miles de años. Ese código no es otro que la acceptación inconsciente del sufrimiento como forma de vida, aprendizaje y superación. Esa puede ser una de las muchas explicaciones de por qué la humanidad ha basado sus progresos y su evolución a partir de desastres, guerras y situaciones límite que finalmente no dejan otra opción que el colapso del viejo esquema en busca de otro nuevo.
El problema es que después de tanto sufrimiento acumulado en el inconsciente humano, la capacidad de soportar dolor ha llegado a cotas inimaginables. Por eso hoy en día, a pesar de vivir situaciones y abusos que hace años habrían desatado una revolución mundial, la mayoría de la población permanece dormida e impasible convencida de que por sí mismos ya no pueden hacer nada por mejorar las cosas.
Tenemos dos opciones: La primera es simplemente esperar a que la olla no aguante más presión y explote con consecuencias desastrosas para la humanidad y el planeta entero. La segunda es quitarnos la venda de los ojos y asumir la responsabilidad de nuestra vida como individuo y como seres humanos.
Personalmente ya hace tiempo que opté por quitarme la venda de los ojos, pero no puedo quitarte la tuya. Sólo puedo decirte que está ahí. Despertar o seguir dormido. La elección es solo tuya. Te espero al otro lado.